Alcacer
Micaela Hernández Chanza doncella muy honesta y pundonorosa en gran manera aplicada a los ejercicios de la Iglesia como igualmente al trabajo. Dia 23 de junio del 1842 salió de su casa muy de mañana acompañada de su padre y un jumentillo cargado de fruta para vender en la plaza de Torrente, como tenia de costumbre. Pareciéndole a su padre que siendo ya algo de día podría tener compañía o alguna seguridad la dejo ir sola por el camino de Torrente y antes de llegar al pueblo no se sabe de que manera fue la fatal sorpresa que la sobrevino, lo cierto es que se encontró difunta fuera del camino en el interior de una viña arto maltratada en la boca, nariz y aun en los brazos y piernas y mientras esta victima tan inocente quedaba bañada en su sangre pura y en estado tan lastimero, el jumentillo siguiendo su ruta llego cargado y solo a la plaza de Torrente. Recogida que fu por la justicia aquella misma mañana y reconocida en su virginal cuerpo por los facultativos se halló intacta “inpartibus verendis” (en sus partes privadas). Se infiere pues por los antecedentes de su integridad y pundonor y por los vestigios que quedaron en el camino y en el campo que el facineroso perpetrador de la execrable maldad no intento robarla, sino que viéndola sola, hermosa, elegante y bizarra como era, la acometió brutal y deshonestamente y ella esforzada en tal apuro y soledad defendió su honor mientras le quedaron fuerzas y vida y no sucumbió al brutal deseo. Esta catástrofe según conjeturas sucedió salido ya el sol víspera de San Juan, se hallaba en la edad de 17 años cumplidos siendo distrito de Torrente el sitio de este lastimero cruento sacrificio, tuve un nuevo sentimiento de no poder celebrar “presente cadavere” al entierro funeral con la grandeza y triunfo que se merecía esta nueva Lucrecia, la cual victima tendida y lastimosa en la viña acreditaba su grandeza de alma y su amor a la pureza a la castidad, al honor y temor Santo de Dios. Lucho con denuedo, no sucumbió mientras tuvo vida y murió por conservar su virginidad. Se celebro en esta parroquia un funeral lo mejor que se pudo y a mas se han cantado algunas misas en sufragio de su alma. Espero que es Señor la tenga coronada de gloria y no lejos de Águeda, de Inés, de Lucia y otras semejantes y memorables doncellitas. Amen
Vicente Martínes, cura
Parroquia de Alcacer libro de bautismos 1824- 1842 folio 380